viernes, 31 de mayo de 2013

El raval, un lugar atemporal en el corazón de Barcelona




Mucho y nada ha cambiado en el Raval desde sus orígenes. Sus callejuelas estrechas que parten de la Rambla siguen confluyendo en las Drassanes, donde sigue transcurriendo la vidilla de siempre por mucho que diferentes ayuntamientos hayan intentado maquearlo en los últimos tiempos. Allí, se reúnen desde antaño: viejos pescadores, trapicheros, prostitutas, comerciantes o simples viandantes a la espera de un retazo de la magia de este enigmático y sorprendente barrio.

Los  artistas interpretan sus mimos en las Ramblas ante la mirada estupefacta de los turistas que agarran sus bolsos con cautela en los mismos lugares de siempre, como el de la boquería (www.boquería.info), uno de los mercados más auténticos de España que al igual que otros sitios del Raval se han abierto como espacio público, impartiendo talleres y convirtiéndose en espacio para danza, teatro y otras artes. Quizá si tuviera que resaltar el cambio que más me ha sorprendido es esa apertura del Raval dónde asociaciones y colectivos, galerías de arte, bibliotecas y otros espacios culturales se abren paso en el barrio interactuando con pequeños colmados (regidos por indios, paquistaníes, filipinos) bares de encuentro, tiendas vintage y, pequeños mercadillos…..
 
La gran revolución llegó en su parte norte, la más cercana a la plaza Universidad . Lo que antiguamente fue la Casa de la Caritat se ha convertido en el Centre de Cultura Contemporánea de Catalunya (CCCB), uno de los espacios culturales más activos de Barcelona en la calle Montalegre, 5. Se realizan exposiciones, conciertos, conferencias tertulias y todo tipo de iniciativas urbanas. Y muy cerca, casi haciendo esquina en la Plaça dels Àngels, llegamos al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el MACBA.  Se trata de un importante centro de exposiciones temporales y actividades paralelas, como conferencias, tertulias, presentaciones, etc. relacionadas con las vanguardias del último siglo. Muchas de las visitas al centro se realizan también por ver de cerca el edificio  que lo acoge, obra del arquitecto norteamericano Richard  Meiers. 

Las características del MACBA y su emplazamiento ha provocado que la plaza siempre esté frecuentada por un público mayoritariamente joven ( las formas de la plaza son perfectas para los skaters). A su alrededor han surgido también bares, galerías y tiendas de diseño. La densidad de población y el alto índice de diversidad cultural crean una amalgama de sabores, rostros e imágenes. Una instantánea de un microcosmos de incontables facetas donde los llamativos saris de las mujeres indias se entremezclan con las blancas chilabas de los musulmanes, los provocadores vestidos de las chicas de compañía y los estruendosos pasos de turistas venidos desde todo el mundo. En el Raval todo puede pasar. Esa es su magia y su perdición. Podrás tener experiencias maravillosas que rocen los límites de la realidad y, a la inversa, puedes vivir situaciones extremadamente desagradables.

Pero, el Raval no fue siempre así. En 1800, era una zona de huertos. Con la llegada de la industrialización a principios del siglo XIX, se convirtió en una zona marginal donde pocos se atrevían a entrar. Sus callejuelas estrechas y oscuras, eran el escenario perfecto para los vicios de una sociedad que crecía rápidamente al compás del febril ritmo de la industria que comenzaba a insuflar vida a la ciudad. Pasó a llamarse el Barrio chino por sus similitud por el barrio chino de San Francisco, y por lo que podías encontrar en ambos: casas de placer, casinos ilegales, espectáculos de Can-Cán o bares donde se reunían bohemios para beber absenta. 

Fue con los Juegos Olímpicos del 92 cuando empezó su transformación hacia el barrio que conocemos ahora. Se derribaron casas para generar espacios públicos, se iniciaron políticas para desplazar hacia otros barrios a muchos de sus habitantes. Y, en resumidas cuentas, se planeó las líneas de su modernización. Sin embargo, hoy en día perviven los dos ravales, el misterioso raval del siglo XIX donde todo es posible y el raval actual, moderno y lleno de ofertas culturales, locales de diseño e imágenes vanguardistas.


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